Nuestra historia
Pasión por el buen café
Orígenes
Somos nietos e hijos de una familia de tostadores
Nuestra infancia transcurrió entre sacos de yute que, a veces, servían de escondite y otras, de portería.
Crecimos con el entusiasmo incombustible de nuestro abuelo y de nuestro padre, ambos Cesáreo, y con el afecto sosegado de nuestra madre, Carmiña.
Nuestro abuelo Cesáreo, como tantos gallegos, había emigrado a Cuba, a principios de los años 40, en busca de una oportunidad que encontró en la alquímica transformación del grano verde al café tostado.
Cuando volvió a Galicia, casado con nuestra abuela cubana, Elia, sabía —y sabía mucho— de café y, en 1965, formó, junto a su hijo, nuestro padre, una empresa tostadora, Cafés Siboney.
El nombre, Siboney, lo eligieron en reconocimiento al origen (de todo: de su pequeña empresa y familia), pues Siboney (habitantes de cuevas, en taíno) era el pueblo que habitaba Cuba antes de la llegada de los conquistadores españoles.
Padre e hijo estaban construyendo un presente y un futuro para su familia.
Crecimiento
Teníamos una ilusión común
Ambos comenzaron con una pequeña tostadora Scolari y una ilusión común: compartir su conocimiento y pasión por el café con todos sus clientes.
Su esfuerzo concienzudo fructificó y tanto máquinas tostadoras como locales se les fueron quedando pequeños.
Cafés Siboney crecía y, nosotros, Jorge y Nacho, con ella.
En 1983, cuando aún éramos niños, la tostadora se trasladó a nuestra actual nave de Agrela, un espacio moderno y amplio para las tres tostadoras de 120, 60 y 5 kilos Probat recién adquiridas y para seguir prosperando.
Fines de semana y vacaciones, nosotros ayudábamos a nuestro abuelo y padre y, jugando, aprendíamos el negocio y, sobre todo, a amar el café, al que, como repetía nuestro abuelo, «le debemos todo lo que somos».
Nuevos retos
Nos hicimos mayores e inconformistas
Salimos al mundo y buscamos historias, similares a la nuestra, y las encontramos en pequeñas fincas alrededor del mundo, en los hombres y mujeres que cultivan, con mimo, el café; la mayoría, hijos y nietos de familias cafetaleras, con los que, además, compartimos la misma pasión, el respeto por el medioambiente y la inquietud por seguir mejorando.
Nuestros cafés llevan el apellido de los caficultores y caficultoras a los que visitamos.
Somos conscientes de que no muchos tostadores tuestan el café que, meses antes, vieron crecer.
Nuestra relación con el agricultor es, para nosotros, lo que la tercera generación aporta a Siboney.
Recorremos las fincas y vemos crecer los cafetos, dormimos bajo el mismo techo y compartimos mesa (y festín) con los hombres y mujeres que trabajan la tierra; en definitiva, nuestro vínculo con los caficultores trasciende la relación comercial y es, casi, familiar: nos preocupamos por ellos, al igual que ellos, se preocupan por nosotros y, por tanto, por aquellos que eligen nuestros cafés.
Actualidad
Orgullosos de formar parte de esta comunidad
En la actualidad, además de nuestra tostadora en Agrela, desde donde tostamos y enviamos café de especialidad a toda Europa, tanto a nuestros clientes de hostelería como a particulares, contamos con un Aula de Formación, inaugurada en 2002, para ofrecer una formación continua y de calidad a través de nuestros talleres y nuestras cuatro boutiques en Galicia (rúa Nueva, 2003; rúa Ferrol, 2013; El Corte Inglés A Coruña, 2021 y El Corte Inglés Santiago de Compostela, 2022), además de nuestro coffee-truck, donde se puede comprar y, también, degustar nuestros diferentes cafés de origen.
Enraizados en una próspera historia familiar, continuamos expandiendo nuestra pasión por el café, orgullosos de la relación que creamos con la comunidad a la que servimos.