13 septiembre de 2014
El viento sacude los árboles y mueve las ramas para que todas las hojas tengan su momento para ver el sol.
El problema viene cuando la queremos manipular a nuestro antojo para satisfacer nuestras necesidades y lo que hacemos es destruirla para conseguir monocultivos y grandes volúmenes.
Eso lo hemos vistos estos dias de la mano de Marcos Croce en la Fazenda Ambiental Fortaleza, descubriendo el trabajo que hay detrás del cultivo «orgánico activo» y sobre todo del «orgánico pasivo» ( entender la tierra y su entorno para que, a través de la diversidad, sea la propia naturaleza la que produzca los frutos sin la necesidad de tener que modificarla). Esto además beneficia a todo el entorno: los pájaros, las abejas y el resto de los animales.
Y este concepto de «agricultura sostenible» es el que intentan transmitir a los otros productores de la zona con los que trabajan ( ya son más de 40). Cuando hablamos de sostenible nos referimos a sostenibilidad social, ambiental y económica. Y un ejemplo para todos ellos es la propia Fazenda Ambiental Fortaleza.
Con Marcos también descubrimos el trabajo que están haciendo con nuevas variedades de café, más allá de las que recomienda el gobierno que en general están enfocadas a la cantidad más que a la calidad. Cuando penséis en los cafés brasileños no penséis sólo en notas achocolatadas y acidez baja, aquí hemos probado varietales como el Icatú, el Tupí o el sorprendente Obatá, que desarrolla acidez alta que recuerda ala naranja, con aromas florales y a bergamota y cuerpo muy intenso.
Y antes de dejar la Fazenda Ambiental Fortaleza hicimos el ritual de plantar un árbol, como muestra de nuestro compromiso con el medio ambiente.
Ahora volvemos a la selva urbana de Sao Paolo donde seguiremos catando y aprendiendo con el apasionado Felipe Croce: el mundo tenía que tener más gente como los Croce.
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