9 abril de 2014
El último factor que va a afectar a la calidad de un café es la extracción, y por ello estos días estamos dándole vueltas al trinomio que componen la cantidad de café utilizado, la cantidad de líquido extraído en la taza y la cantidad de solubles que hay en ese líquido resultante.
Y aquí podemos decir que el resultado no engaña y al mismo tiempo que el buen o mal sabor del café es realmente algo objetivo.
¿Cómo podemos evaluar todo esto? pues pesando la cantidad de café molido que vamos a utilizar, pesando la cantidad de agua resultante de la extracción del mismo, hallar la cantidad de solubles que hay en ese café con la ayuda de un refractómetro y meter todos esos datos en un programa que nos dirá si las proporciones están entre los valores correctos.
A partir de aquí, si todo está bien, lo que se puede hacer es variar la vurva de tueste para potenciar o disminuir algunos de los atributos que se le suponen a ese café..
Así que ya sabéis qué nuevo aparatito os podéis comprar para sumar a vuestra colección de “gadgets cafeteros”.